lunes, 10 de enero de 2011

¿Y cuando muera Fidel?


La pereza agraciada de sus quehaceres,  impasible ante el paso de los mayores contratiempos, una forma especial  de andar la vida, sin prisas “porque matan”.  La pasión por la lujuria y el amor más acérrimo, la fiereza en el cortejo,  la calidez en el trato humano y el aspecto  insulso de sus ciudadanos pero desafiado por la inteligencia de la mayoría, dan cuenta de una nación peculiar pero cansada y defraudada por lo que un día  significó el grito: “por una cuba libre”. Una nación cuya belleza ha escapado de las amenazas climatológicas y las revoluciones y presiones políticas.
Cuba siempre ha sido un símbolo para los que anhelan la verdadera independencia de un país y la capacidad de auto potenciar su desarrollo. O quizás eso fue algún día, época en la que el líder Fidel Castro, alzado una vez conseguida la revolución socialista del 59, llevó a cabo las medidas que consiguieron satisfacer a una sociedad con ansias de libertad. Para ello nacionalizó las grandes  empresas norteamericanas, estableció la educación gratuita y la llevó hasta el campesinado,  demostró su preocupación por una sanidad por y para el pueblo y el derecho a una vivienda asequible, junto con nuevas reformas agrarias que acabaron con la escasez de la clase media, la nacionalización del capital extranjero y la reforma urbana. El fervor que levantó la revolución socialista entre el pueblo, después de una dura dictadura batistiana, hizo que quedara asentada la esperanza de un futuro alentador. Un sueño que con el paso del tiempo, aunque lento, se hizo y se hace cada vez más lejano, una espera eterna, pero impaciente.
La isla de Cuba es conocida como uno de los países más independientes del mundo, pero por ello ha pagado un alto precio. El castrismo, bajo el miedo de un capitalismo cada vez más globalizado y atroz ha querido neutralizar y provocar la desaparición de cualquier objeción y elemento herético al régimen establecido, desarrollando medidas tan represivas como las que coartan la libertad de expresión o las que neutralizan las disidencias políticas. Desde que se estableciera en los 60 el partido socialista único, aquel Fidel Castro entregado al pueblo se fue convirtiendo en uno de los mayores enemigos de la libertad. Tal es el caso de los encarcelados en la conocida Primavera Negra del 2003 por defender la libertad política u opciones contrarias a su forma de gobierno. Lejos queda la idea perfecta de un socialismo popular de rostro humano, del reparto igualitario y de la defensa a ultranza de los derechos del individuo, cuando se intenta imponer por la fuerza un sacrificio involuntario, como es el hambre, la escasez de recursos básicos y el éxodo, que en la mayoría de las veces  aunque provoca la ruptura y el sufrimiento de familias, sirve como alternativa de salida para poder sobrevivir.  Muchos sueñan en su marcha de la isla para poder mejorar la situación, pero numerosos son los casos de los que, reacios a abandonar su hogar, siguen arraigados a la posibilidad de un futuro mejor. Mientras la incertidumbre se adueña de sus ciudadanos, la isla es el objeto de mira de países como EEUU, que a la espera de que el régimen caiga con la muerte de su dirigente quieren imponer sus propias leyes de mercado, para que la isla, encerrada en el más bello antaño, se convierta en una economía sin nación. Dicen abogar por el cumplimiento de los derechos internacionales mientras mantienen un bloqueo y embargo económico que no ha hecho sino acrecentar la pobreza.
Mientras la isla se convierte en el tiro al blanco de los países occidentales y capitalistas, Castro amenaza con la militarización de todos los servicios públicos para que una vez caiga su figura no haya posibilidad de cambio. Mientras todo ello ocurre, los cubanos, las verdaderas víctimas de este juego de ideologías y poder, siguen observando el paso del tiempo, perezosos ya en una alternativa revolucionaria, cansados de luchar, de añorar su tierra en el exilio, con miedo a volver, con ganas de salir, con ganas de no seguir siendo la marioneta cuyos hilos mueven otros. 

Suerte tengan los que vivan el renacer de la isla o los que escapen de ella para no hechar la vista atrás y levantar cabeza, porque otros han desaparecido o muerto en el intento.










martes, 7 de diciembre de 2010

Brutal homicidio de mujeres en Ciudad Juarez


Organizaciones no gubernamentales y familiares de las víctimas exigen a las autoridades esclarecer los crímenes y la condena de los culpables.
Pelo oscuro, tez morena, delgadas y pobres. Este es el patrón que en la mayoría de los casos se cumple en los asesinatos de mujeres y niñas  en Ciudad Juárez, en el  norte del estado de Chihuahua, México. Los datos no dejan de sorprendernos. Desde 1993 organizaciones internacionales y en defensa de los derechos humanos coinciden en afirmar que han sido asesinadas más de 400 mujeres. De estos asesinatos el 90% están sin resolver o se han resuelto sin juzgar ni condenar al culpable.
La brutalidad con la que los criminales secuestran y asesinan a las mujeres en un número significante de casos va más allá del acto de matar y pone de manifiesto una de las expresiones más terribles de la violencia contra la mujer. Muchas de ellas  fueron raptadas, mantenidas en cautiverio por varios días y sujetas a los vejámenes, torturas y a la violencia sexual más terrible antes de morir, la mayoría asfixiadas por estrangulamiento o golpes. Sus cuerpos han sido encontrados escondidos entre los escombros o abandonados en zonas desérticas cerca de la ciudad. "Cuando la encontramos, el cuerpo de mi hija hablaba de todo lo que le habían hecho", señaló Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra, cuyo cuerpo fue hallado en febrero de 2001 en un terreno baldío de Ciudad Juárez, contiguo a la fabrica donde trabajaba. Igual que Lilia Alejandra, la mayoría de las víctimas son mujeres de origen humilde, algunas de ellas con hijas e hijos que mantener, que recorren en autobús largas rutas para llegar a sus lugares de trabajo o estudio. A veces, no les queda más opción que caminar solas por lotes baldíos y caminos sin iluminación, haciendo más fácil el trabajo de quien quiere acabar con sus vidas.
Las primeras muertes y desapariciones con un patrón similar de mujeres y niñas se dieron a conocer  en Ciudad Juárez. Fronteriza con Estados Unidos y ubicada en el desierto, esta ciudad es actualmente la más poblada del estado de Chihuahua. Su posición geográfica la ha convertido en una de las más fértiles para el narcotráfico, generando altos niveles de criminalidad e inseguridad ciudadana. Sin embargo a lo largo de las últimas décadas, la instalación de empresas de ensamblaje de productos de exportación, por parte de compañías transnacionales, las llamadas maquilas, también le ha permitido un desarrollo económico privilegiado. En gran parte, la rentabilidad de la industria maquiladora se basa en la contratación de mano de obra local barata, una mano compuesta en su mayoría por mujeres como las asesinadas hasta ahora,  de origen humilde, sin poder en la sociedad, cuya muerte no resulta ningún coste político para las autoridades locales.
A pesar del interés que ha despertado en la comunidad internacional el caso de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y de la respuesta de organizaciones no gubernamentales ante la inacción de las autoridades, la falta de acción de las partes competentes para investigar los crímenes ha sido notoria durante los últimos diez años.
Amnistía Internacional ha documentado demoras injustificables en las investigaciones iniciales, cuando las posibilidades de encontrar a la mujer viva e identificar a los presuntos responsables son mayores, y una falta de seguimiento de las pruebas o declaraciones de testigos que podrían ser esenciales. En otros casos, los exámenes forenses practicados han sido inadecuados y se ha proporcionado información contradictoria e incorrecta a las familias sobre las identidades de los cuerpos, agravando así su dolor y alterando bruscamente su proceso de duelo. Las irregularidades también pasan por la falsificación de pruebas e incluso el presunto uso de la tortura por parte de agentes de la Policía Judicial del Estado de Chihuahua (PJE) para obtener información y confesiones de culpabilidad. Los familiares se impacientan, desconfían de las autoridades e incluso llegan a dudar de la inocencia de algunos funcionarios del gobierno. No es de extrañar que lo hagan ya que, durante los primeros años de las desapariciones y asesinatos, el discurso público de las autoridades reflejaba una abierta discriminación hacia las víctimas. En más de una ocasión las mismas mujeres fueron culpadas de su desaparición y asesinato debido a su forma de vestir o por trabajar de noche en bares. En febrero de 1999, el ex Procurador de Justicia del Estado, Arturo González Rascón, todavía afirmaba que "Las mujeres que tienen vida nocturna salen a altas horas de la noche y entran en contacto con bebedores, están en riesgo. Es difícil salir a la calle y no mojarse".
No sólo se debe atajar el problema con urgencia, buscando que se haga justicia por las mujeres asesinadas y desaparecidas. Los ciudadanos de Ciudad Juarez necesitan tener la seguridad de que auspician a unas autoridades  que verdaderamente velan por la seguridad de su pueblo, que representan la voluntad del mismo y que no se doblegan ante ninguna presión. A los juarenses les ha tocado vivir el peor cáncer que puede asolar una sociedad, el narcotráfico y la corrupción no entiende de vidas humanas y es el precio que se paga por estar en el momento y el lugar equivocados. 

jueves, 2 de diciembre de 2010

La escasa distancia entre la vida y la muerte


La empatía es algo extraordinario y único del ser humano, pero hay casos en los que es preferible prescindir de tal virtud. Cuando eres consciente del abandono o la muerte de un niño que apenas llega al mes de vida, preferirías ser ajeno al mundo y sus lamentable sucesos,  pero cuando ya es demasiado tarde y el interrogante ¿por qué él? y  ¿por qué esto?  nos inunda la conciencia, nos esforzamos en encontrar alguna causa que lo justifique, nunca es posible.  El caso de Zimbabwe no iba a ser menos.
En los últimos cinco meses 21 niños recién nacidos han muerto en el asentamiento de Hopley, a 10 kilómetros de Harare, la capital del país africano. Este asentamiento fue creado  para realojar a las personas que perdieron sus casas hace cinco años como consecuencia del programa Murambatsvina, un  desalojo forzoso masivo llevado a cabo por el Gobierno bajo la justificación de que las comunidades vivían en condiciones deplorables y con la promesa de reubicarlos en viviendas dignas con un adecuado acceso a los servicios. Desde que esto fue así  varios de miles de víctimas siguen sufriendo las consecuencias de una promesa vana y hecha añicos. Han quedado en manos del destino, en el olvido para el gobierno. Sin embargo ellos no olvidan y el reproche aumenta a medida que aumentan las muertes de sus recién llegados al mundo.
Sin acceso a los servicios médicos, sin especialistas que las atiendan, las embarazadas de Hopley dan a luz en chabolas con techos de plástico, que si bien para ellas las resguardan del frío, esto no es suficiente para el momento del parto ni para las condiciones del recién nacido, que a duras penas logra sobrevivir, en el más favorable de los casos.
El ayuntamiento de la ciudad de Harare tan sólo cuenta con tres ambulancias en funcionamiento, que ofrecen servicio a una población de alrededor de dos millones de personas. Muchas ambulancias privadas y servicios de transporte se niegan a acudir a Hopley por miedo a ser asaltados, especialmente por la noche. Algunas mujeres zimbabuenses que se encuentran en el asentamiento comentan que antes podían permitirse pagar los 50 dólares estadounidenses exigidos para prestar atención prenatal, pero que ahora después del desalojo forzoso de su hogar y el abandono de su medio de vida no pueden hacerlo. A estas futuras madres no les queda otra que probar suerte con la vida de sus hijos y correr un riesgo que ellas no han asumido voluntariamente.
El 19 de febrero de 2010, Megan, de 40 años, dio a luz a dos gemelos prematuros en torno a las doce de la noche y no pudo ser trasladada a la clínica de maternidad. Tuvo a los dos bebés en su propia choza y ambos murieron camino de la clínica a la mañana siguiente. Igualmente, Fadzai, de 25 años, dio a luz el 26 de febrero de 2010 a una niña que murió ese mismo día. Ella  se culpa por no haber mantenido la  temperatura corporal.
Parece que las muertes de los recién nacidos en Hopley han pasado inadvertidas para las autoridades de Zimbabwe, por ello Amnistía Internacional ha exigido urgentemente al gobierno la puesta en marcha de inmediato de todas las medidas necesarias para garantizar a las mujeres y niñas embarazadas de Hopley y de otros asentamientos acceso a asistencia a la salud materna y neonatal. Además también ha exigido al gobierno que aborde con urgencia las pésimas condiciones de vida de estas comunidades, cruciales para mantener “una vida digna de cualquier ser humano”.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Corea del Norte, un imperio condenado a la miseria


Hambruna y miseria es lo que deja de herencia un régimen totalitario de 60 años en Corea del Norte. En los últimos años han muerto de hambre y de enfermedades asociadas más de dos millones de personas, la mayoría de estas víctimas son niños que no sirven para el adoctrinamiento político y patriótico. En numerosos casos  ya nacen con la desgracia de la desnutrición a las espaldas, la insuficiencia alimenticia que padecen sus madres hacen de la leche materna un privilegio de ricos. Cuerpos escuálidos, decoloración del cabello por falta de proteínas y piernas arqueadas nos muestran el rostro más amargo de una generación condenada a la muerte, si la dictadura y el aislamiento internacional sigue en pie.
Si embargo,  vemos como el país no repara en hacer elogios a su armamento nuclear y militar y conserva en su territorio numerosos campos de concentración, entre ellos 4 de muerte, 9 para mujeres en diferentes condiciones; 17 para trabajos forzados y 13 lugares destinados a la tortura, todo un paraíso terrenal para su líder Kim Jong Il y el  gran imperio comunista que ha creado a semejanza de su ecuánime Stalin. La ultima muestra de poder y fortaleza de la que ha presumido el gobierno de Pyongyang ante la comunidad internacional es el lanzamiento, el pasado 23, de uno de los ataques más violentos contra su vecina Seúl desde que finalizara la Guerra de Corea  (1950-1953) y se firmara el armisticio,  acuerdo que nunca se convirtió en tratado de paz,  pues el país ha seguido convirtiendo las tensiones en pretextos de ataque. Tal es el esfuerzo por conseguir la imagen de un imperio feliz y fuerte que “los ciegos, las personas con síndrome de down y los que viven en sillas de ruedas son expulsados a pueblos vetados a cualquier observador” según explica Andrei Lankov, profesor en la Universidad Kookmin de Seúl y uno de los mayores expertos del régimen norcoreano. Mientras la élite gobernante, encabezada por las familias de la cúpula militar y su líder, Kim, acaricia el sueño de una bomba atómica, la población grita en silencio libertades y sustento.
Desde que en la década de los 90 las inundaciones asolaran Corea del Norte,  la producción agrícola se ha visto gravemente mermada, y el país ha necesitado la ayuda externa para dar de comer a su población. Las sanciones internacionales al gobierno de Pyongyang por sus amenazas y programas  nucleares han provocado la disminución de los envíos internacionales de alimentos, por lo que se estima que el año que viene la mayoría de los 24 millones de habitantes que habitan el país, sufran grandes carencias, según ha asegurado la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).  
Ya tenemos bastante con los que huyen del sistema capitalista anclado sobe una base repugnante de egoísmo, donde sólo los más fuertes y ricos sobreviven , para que siga  existiendo un régimen militar de tal calibre. A pesar de la repugnancia que asoma esta forma de gobernar, cada año la plaza mayor que conmemora el aniversario de la fundación del partido de los trabajadores en Corea del Norte se viste de gala para recordar, como en la última ocasión proclamó una voz por megafonía, que “el pueblo coreano es invencible” y que el espectáculo de fuegos artificiales  “es una prueba de que la voluntad de Kim Jong-il es hacer feliz a su pueblo”.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/hambruna/vuelve/amenazar/Corea/Norte/elpepuint/20101117elpepuint_8/Tes

jueves, 18 de noviembre de 2010

La incansable lucha del pueblo saharaui

Hay pueblos inmersos en la miseria y cuya voz no alcanza mas allá de sus fronteras,  pueblos que no albergan la mínima confianza en su capacidad de lucha y cuyo aliento ha quedado sumiso a las directrices de los gigantes capitalistas, sufren pero lo hacen en silencio. No parecía este el caso del incansable Frente Polisario, que tras años de intentos fallidos, continuas guerras y esfuerzos, supieron mantener el fervor de la libertad en todos sus compatriotas, hasta que Marruecos quiso arrebatarles lo único que nunca se pierde, la esperanza.
España comenzó a tejer el triste desenlace del Sáhara occidental en los vergonzosos acuerdos de Madrid. Tras reconocer la fuerza que había adquirido el Frente Polisario como movimiento político y de liberación nacional, el gobierno prometió transferir la soberanía al territorio y desvincular su ocupación colonial. Sin embargo, debido a las presiones marroquíes y la lucha por el poder en España, cedió la soberanía de su antigua colonia a Marruecos y Mauritania. Aquí es donde comienza una larga ristra de promesas incumplidas que paradójicamente hicieron  más recios los pilares que sustentan la voluntad de un pueblo saharaui, manipulado pero con alma propia. Al mismo tiempo que el Polisario se vio abocado a una guerra contra Marruecos y Mauritania, supo ordenar el territorio que le correspondía por decisión de su pueblo, organizó la vida en los campamentos de los refugiados y logró dominar las tres cuartas partes de las arenas saharauis, además de las costas y sus recursos pesqueros. Marruecos quiso impedir que los avances saharauis en territorios ocupados fueran más lejos y construyó uno muro limítrofe de arena, de 2700 kilómetros, con un completo sistema de defensa electrónica, artillería automática y minas, construcción para la que contó con la ayuda de EEUU y Francia.
Hay personas que tienen la capacidad de crecer ante las adversidades, en el caso de pueblos enteros suele aflorar la inseguridad y el miedo a lo desconocido, pero la esperanza del pueblo saharaui nunca cesó y la continua lucha por una causa más que justa favoreció el respaldo de países vecinos como Argelia, Libia, Siria y Yemen, que reconocieron la República Árabe Saharaui  Democrática (RASD) como forma de gobierno. Por su parte La ONU condenó la ocupación marroquí  y reclamó el derecho a la autodeterminación del Sáhara Occidental. El supuesto fin de la guerra llegó con los acuerdos de 1991, basados en la promesa de la celebración del referéndum de autodeterminación, una  promesa que nuevamente fue incumplida por la pertinaz oposición de Marruecos a aceptar el resultado, pese al compromiso adquirido por Hassan II ante la ONU.
Hasta hace una semana El Frente Polisario continuaba amalgamando la voluntad de los saharauis a alcanzar un estado independiente y libre, había reunido a las diferentes tribus que conforman la población  en una empresa común, había  dado a la mujer un papel envidiable en el mundo árabe, había garantizado la educación y sanidad a niños y adultos... en suma, había permitido el desarrollo de valores democráticos para su pueblo sin renunciar a los valores culturales del mundo árabe al que pertenecen, hasta que el pasado día 8 el gobierno de Rabat desmanteló por la fuerza el campamento de protesta pacífica en el Aaiún obligando a todos los saharauis a abandonar una lucha que les ha llevado años mantener y haciéndoles comprender que la esperanza, en este caso, es lo primero que se debe perder.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Sentencia de lapidación


De rodillas, con medio cuerpo enterrado o dentro de un saco, con las manos atadas y con el rostro tapado. Así es como se encuentran las mujeres condenadas a lapidación antes de la hora de su muerte, hasta que lentamente su cuerpo sanguinolento desvanece en el suelo   y  las “manos inocentes” que la juzgan  han arrojado la última piedra. 
 Con el paso de los años y el reconocimiento de los derechos humanos la práctica de la lapidación entró en desuso, pero actualmente, en algunos países de corte fundamentalista islámico regidos por la Sharia como en África, Asia y Oriente Medio se sigue practicando como condena de muerte para las mujeres que han cometido adulterio. La lapidación está específicamente concebida para aumentar el sufrimiento de la víctima, ya que para llevarla a cabo se escogen piedras lo suficientemente grandes como para causar dolor, pero no tanto como para matar a la víctima en ese instante. Cuanto más lento y doloroso haya sido el proceso de su muerte, mayor justicia se habrá hecho. La Sharia, llamada en los medios occidentales como ley musulmana, es el cuerpo del Derecho Islámico. Constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal. Un código religioso para vivir y una cuestión de conciencia personal a la que todos los musulmanes se acogen como ley vital.
El caso de la Sharia no es equiparable a ningún otro cuerpo de derecho, en él se diferencia la aplicación de las leyes según el género, atendiendo a una grave discriminación del sexo femenino. De esta forma la lapidación en caso de adulterio sólo se aplica a las mujeres, mientras  la poligamia masculina (poliginia) permite que el hombre tenga cuatro esposas y todas las concubinas deseadas. Sólo la Sharia es capaz de imcunplir uno de los principales derechos de la humanidad, el derecho a la igualdad, regido en el Sistema de los Derechos Internacionales. La clave para que esta práctica rudimentaria y primitiva aparezca en la historia como una actividad arcaica está en manos de la comunidad internacional, únicamente ella tiene la potestad de juzgar como barbarie lo que está pasando a las espaldas de los países occidentales.



lunes, 8 de noviembre de 2010

La condena de ser mujer


No hay mayor condena que nacer condenada a la miseria. En la India el sistema social todavía se rige por las castas, donde está totalmente prohibido el movimiento y donde tu sitio en la sociedad y las relaciones que lleves a cabo dependerán únicamente de  la casta en la que hayas nacido, cuya pertenencia heredas de tus progenitores. Aunque este sistema  fue abolido en la constitución de 1950, lleva vigente desde hace 2500 años. Un sistema social ligado al hinduismo, que la población mantiene innato a través de sus generaciones, llevándolo a la práctica tal y como lo dictamina el Corán y las leyes de manu, según las cuales nadie puede aspirar a pasar de una casta a otra, sólo puede hacerse mediante la reencarnación. El sistema está compuesto por cuatro grandes castas:
-       Brahamanes: sacerdotes, maestros y académicos, la casta más alta.
-       Chatrías: clase político-militar
-       Vaishias: comerciantes, artesanos y agroganaderos
-       Shudrás: siervos y obreros
Al margen de estas cuatro castas se encuentran los “intocables” o dalits, son el escalón más bajo de la sociedad, están tradicionalmente relegados a realizar los trabajos de más ínfima importancia e incluso se les prohíbe beber de las mismas fuentes de agua que las demás castas. Sólo puedes correr  una suerte peor que nacer intocable y es la condena de nacer mujer, pues en la mayoría de los casos no te dan ni la oportunidad de llegar al mundo.
 Según datos aportados por UNICEF el 60% de las niñas muere en el vientre materno, por aborto o tras nacer, envenenadas con la savia de las adelfas. Las que logran sobrevivir lo hacen en una sociedad patriarcal donde están sometidas y vejadas por considerarse improductivas. ¿Por qué? porque una hija no podrá cuidar de sus padres cuando envejezcan, porque será la causa del empobrecimiento de la familia al tener que pagar una dote en su boda, porque será considerada un huésped en su propia casa hasta el día en que la abandone para casarse, porque el prestigio de la madre y su posición en la familia sólo se verán consolidados si el que nace es un varón, y porque sólo éste puede realizar los ritos funerarios por sus padres. Si esta niña nace no se hará fiesta para parientes y vecinos, cuando crezca recibirá menos alimentos y cuidados que sus hermanos, gastarán menos en su educación y realizará el trabajo doméstico junto con su madre, esto si corre suerte, ya que en numeroso casos es abandonada y acaba siendo víctima del fantasma de la prostitución ilegal.
Según los últimos datos difundidos por la Oficina Nacional de Registro de Delitos (NCRB), en el país asiático se cometieron en el 2007, 185.312 delitos contra mujeres y 75.930 fueron clasificados como "actos de crueldad de maridos y familiares". Otros casi 50.000 delitos registrados fueron por acoso y agresión sexual. Estas cifras reflejan un incremento del número de delitos del 12,5 por ciento respecto al 2006 y marcan una tendencia continuada en los últimos cinco años.
Sin embargo, en la Comisión Nacional de la Mujer, organismo dependiente del Gobierno indio, consideran que el problema no radica en la normativa sino en la falta de concienciación social. "Las leyes son lo suficientemente efectivas para proteger a las mujeres, es la falta de concienciación la responsable del aumento de los delitos contra la mujer. Necesitamos un cambio mayor en la mentalidad de nuestra sociedad para lidiar con estos temas", dijo la funcionaria de esa comisión Yasmin Abrar, citada por IANS.
La creencia de que la autoridad masculina no puede ser cuestionada y de la superioridad de los maridos sobre sus esposas es un principio arraigado culturalmente, principio que el Corán afirma y dictamina como norma de comportamiento en la sociedad. Por ello no sólo hace falta la idónea aplicación de leyes que impidan el maltrato a las mujeres indias en todos lo ámbitos, sino el cambio de una conciencia y mentalidad intrínseca que ataca y viola los derechos humanos de una forma tajante. Quizás habría que explicarle a esta sociedad que las mujeres también formamos parte de aquello que llamamos la humanidad.
Este documental, del programa de Canal sur “60 minutos” se hace eco de la problemática de la mujer en la india.