lunes, 8 de noviembre de 2010

La condena de ser mujer


No hay mayor condena que nacer condenada a la miseria. En la India el sistema social todavía se rige por las castas, donde está totalmente prohibido el movimiento y donde tu sitio en la sociedad y las relaciones que lleves a cabo dependerán únicamente de  la casta en la que hayas nacido, cuya pertenencia heredas de tus progenitores. Aunque este sistema  fue abolido en la constitución de 1950, lleva vigente desde hace 2500 años. Un sistema social ligado al hinduismo, que la población mantiene innato a través de sus generaciones, llevándolo a la práctica tal y como lo dictamina el Corán y las leyes de manu, según las cuales nadie puede aspirar a pasar de una casta a otra, sólo puede hacerse mediante la reencarnación. El sistema está compuesto por cuatro grandes castas:
-       Brahamanes: sacerdotes, maestros y académicos, la casta más alta.
-       Chatrías: clase político-militar
-       Vaishias: comerciantes, artesanos y agroganaderos
-       Shudrás: siervos y obreros
Al margen de estas cuatro castas se encuentran los “intocables” o dalits, son el escalón más bajo de la sociedad, están tradicionalmente relegados a realizar los trabajos de más ínfima importancia e incluso se les prohíbe beber de las mismas fuentes de agua que las demás castas. Sólo puedes correr  una suerte peor que nacer intocable y es la condena de nacer mujer, pues en la mayoría de los casos no te dan ni la oportunidad de llegar al mundo.
 Según datos aportados por UNICEF el 60% de las niñas muere en el vientre materno, por aborto o tras nacer, envenenadas con la savia de las adelfas. Las que logran sobrevivir lo hacen en una sociedad patriarcal donde están sometidas y vejadas por considerarse improductivas. ¿Por qué? porque una hija no podrá cuidar de sus padres cuando envejezcan, porque será la causa del empobrecimiento de la familia al tener que pagar una dote en su boda, porque será considerada un huésped en su propia casa hasta el día en que la abandone para casarse, porque el prestigio de la madre y su posición en la familia sólo se verán consolidados si el que nace es un varón, y porque sólo éste puede realizar los ritos funerarios por sus padres. Si esta niña nace no se hará fiesta para parientes y vecinos, cuando crezca recibirá menos alimentos y cuidados que sus hermanos, gastarán menos en su educación y realizará el trabajo doméstico junto con su madre, esto si corre suerte, ya que en numeroso casos es abandonada y acaba siendo víctima del fantasma de la prostitución ilegal.
Según los últimos datos difundidos por la Oficina Nacional de Registro de Delitos (NCRB), en el país asiático se cometieron en el 2007, 185.312 delitos contra mujeres y 75.930 fueron clasificados como "actos de crueldad de maridos y familiares". Otros casi 50.000 delitos registrados fueron por acoso y agresión sexual. Estas cifras reflejan un incremento del número de delitos del 12,5 por ciento respecto al 2006 y marcan una tendencia continuada en los últimos cinco años.
Sin embargo, en la Comisión Nacional de la Mujer, organismo dependiente del Gobierno indio, consideran que el problema no radica en la normativa sino en la falta de concienciación social. "Las leyes son lo suficientemente efectivas para proteger a las mujeres, es la falta de concienciación la responsable del aumento de los delitos contra la mujer. Necesitamos un cambio mayor en la mentalidad de nuestra sociedad para lidiar con estos temas", dijo la funcionaria de esa comisión Yasmin Abrar, citada por IANS.
La creencia de que la autoridad masculina no puede ser cuestionada y de la superioridad de los maridos sobre sus esposas es un principio arraigado culturalmente, principio que el Corán afirma y dictamina como norma de comportamiento en la sociedad. Por ello no sólo hace falta la idónea aplicación de leyes que impidan el maltrato a las mujeres indias en todos lo ámbitos, sino el cambio de una conciencia y mentalidad intrínseca que ataca y viola los derechos humanos de una forma tajante. Quizás habría que explicarle a esta sociedad que las mujeres también formamos parte de aquello que llamamos la humanidad.
Este documental, del programa de Canal sur “60 minutos” se hace eco de la problemática de la mujer en la india.