domingo, 24 de octubre de 2010


LOS NIÑOS BRUJOS DEL CONGO

Desde la década de los 90 y tras la innumerables guerras, genocidios  y años de miseria, la República Democrática del Congo (RDC) sigue mostrando su  lado mas oscuro, acunando el abandono de  70.000 niños acusados de brujería, culpados de las enfermedades y penurias familiares.
Según la organización infantil más antigua, Save the Children, solo en Kinsasha, la capital del Congo,  hay unos 30.000 niños en la calle y en su mayoría han sido torturados, maltratados y estigmatizados para que no regresen a casa o como medio para salvarlos de la brujería. Este es el caso de Olivier, que  con nueve años fue acusado de la muerte de su madre y abandonado en plena calle. El año pasado volvió a casa para pedir perdón a su familia pero el tío prometió quemarlo vivo si no se marchaba de la aldea. Según la organización, los inquisidores, además de los predicadores de la Iglesia del Despertar, son sus propios familiares y vecinos.



Jane y Marie fueron acusados de brujería por su madre y tras intentar volver a casa fueron  rociados con ácido.
 
El camino para la cura de la brujería es largo y traumático. Con la excusa de que los pequeños pueden causar los más diversos males, los pastores de las Iglesias del Despertar han expandido su dominio y la idea de que el exorcismo es la única solución para el presunto problema. Alegan que experimentan una fuerza sobrenatural, como la del Espíritu Santo, que les impulsa a proteger a sus fieles contra las magias negativas controladas por los menores.
En uno de los casos denunciado por Save the Children, siete niños entre 6 y 11 años acusados de brujería fueron encerrados  durante cinco días en una  pequeña habitación sin techo, sucia y privados de agua y comida. De esta forma podrían estar preparados para “ser librados” de los malos espíritus que los dominaban. Tras los cinco días, los niños fueron presentados ante el pastor, quien pidió a los padres que se acercaran y perdonaran a sus hijos. La pastora entonces, según el informe presentado por la organización, empezó un ritual que incluía correr en círculos, gritar y cantar salmos mientras temblaba. Al final, la mujer empujó a los niños, que se cayeron exhaustos y mareados al suelo. El pastor fue de uno en uno, gritándoles y tocando todo su cuerpo, bajándoles los pantalones y las faldas y tocándoles los genitales con la excusa de liberarles del diablo.
La aceptación de tales prácticas se explica por las drásticas consecuencias dejadas por los años de guerra. Esta situación ocasionó la pérdida de los valores tradicionales de la mayoría de la población, otorgando un alto poder a la Iglesia del Despertar y situándolos como los maestros de la salvación divina. Lo que mueve a estos pastores, no obstante, es más que su misión de proteger a los fieles. Las Iglesias del Despertar ganan donaciones de las familias por los exorcismos que realizan, con el visto bueno de los funcionarios estatales que reciben pagos ilegales. Algunas llegan a operar con todas las autorizaciones necesarias de los Ministerios de Justicia y Asuntos Sociales del país. En el intento de erradicar este problema, Save the Children cuenta con grupos que trabajan tanto en la concienciación de los líderes religiosos como de los padres y familias. Además, viene actuando junto a organismos oficiales del país y ejerciendo presión política para aumentar la regulación estatal de los métodos utilizados por las iglesias.